En la última década proliferaron los ciclocarriles en la ciudad de Madrid, es decir, carriles de circulación compartidos entre vehículos a motor y bicicletas, con la velocidad limitada a 30 km/h. Estas infraestructuras se extendieron por el centro de la ciudad y empezaron a ser exportadas también a barrios más periféricos, constituyendo lo que algunos empezaron a denominar «modelo Madrid». Aunque pocos niegan que en muchas calles los ciclocarriles pueden ayudar a «legitimar» la presencia de bicicletas (por si acaso alguien dudara de su legitimidad), también se ha visto que en algunas calles los ciclocarriles son innecesarios o, simplemente, ignorados por los coches.
Y es que, para conseguir avanzar en la normalización del ciclismo urbano, no hay soluciones mágicas. Quizá cada barrio o cada zona puede requerir una solución diferente. Lo que sí se necesita en TODAS las zonas, desde luego, es EDUCACIÓN. Eso es precisamente lo que le falta a muchos conductores, tanto de vehículos a motor como -incluso- de bicicletas. El «modelo Madrid» debería basarse en el respeto mutuo, pero desgraciadamente no siempre es así.
El «Modelo Madrid» es insuficiente.
Durante la primavera de 2017 hemos recibido algunos vídeos de seguidores de esta web. En este caso recopilamos un gran número de vídeos que tienen en común haber sido rodados de noche, en los que podemos ver muchas actitudes incívicas. Llama la atención ver a CIENTOS de vehículos (principalmente taxis) tranquilamente estacionados sobre un ciclocarril, sin importarles lo más mínimo el grave perjuicio que causan a los ciclistas, obligados a salirse del ciclocarril y asumir mayores riesgos para poder circular.
También siguen siendo muy comunes los giros cerrando la trayectoria del ciclista, que denotan una gravísima falta de empatía, a veces llegando al desprecio por la vida de los demás. No son pocos los conductores motorizados que muestran conductas agresivas contra el colectivo más débil, en este caso el de los ciclistas.
Hay que educar más.
Y en resumen, esto es solo un pequeño ejemplo de lo que nos encontramos de manera cotidiana por las calles de Madrid. El «modelo Madrid» debería revisarse, mejorarse y, sobre todo, difundirse. Hay que realizar muchas más campañas de concienciación y educación, enseñar a los más pequeños e incidir también en los conductores profesionales, que son los que más presencia tienen en las calles. Porque en la educación está la base de la convivencia.
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